viernes, 25 de noviembre de 2011

quien se fue sin ser echado, vuelve sin ser llamado.

Hoy, después de tanto tiempo buscándote, te he encontrado. Hoy, después de recorrer todas las calles de la ciudad para encontrarte, lo he conseguido. Resulta extraño verte después de dos meses… ¿Dos meses? Quizá sean mas… Es que solo tengo el recuerdo de cuando estábamos juntos, es la última esencia. Tu esencia y la de tu colonia, esa que llevo en un frasquito y la huelo todos los días, solo para sentirte cerca, es la única forma que me queda… No sé, quizá sea masoquismo pero es que no quiero olvidar lo que me hiciste sentir, me hiciste sentir la niña mas feliz del mundo… Quizá es por mi o porque hay recuerdos que por mucho que intentes olvidar no puedes, forman parte de tu vida, forman parte de ti; borrar esos recuerdos es como borrar una etapa de tu vida. Son recuerdos que no podemos olvidar ni nadie puede conseguir que olvidemos. Ni siquiera un “clavo”. Sí, esa expresión de “un clavo saca a otro clavo”. Es la mítica expresión que se suele usar cuando la desesperación que ha llegado a ti es tan grande como lo que esa persona te hace sentir. No nos confundamos, un clavo no saca a otro clavo, y en el caso de que otro clavo pueda entrar al igual que lo hizo el otro, ya tienes dos clavos dentro. ¿Ahora qué?¿ Vas a sacar a otro?. Supongo que el único consuelo que queda es dejar pasar el tiempo, porque, quien se fue sin ser echado, vuelve sin ser llamado.

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