domingo, 30 de diciembre de 2012

2012: gracias por las lecciones. 2013: allá voy.


Pues yo no me arrepiento de nada de este 2012: los buenos momentos me hicieron feliz y los malos momentos me hicieron aprender. Las personas que se fueron demostraron que no estarían a mi lado “pasase lo que pasase” como decían y las que continúan a mi lado demuestran que admiran tanto mis virtudes como mis defectos. Los momentos en los que perdí la cabeza me enseñaron a actuar menos con el corazón y a entender que no todo el que permanece a mi lado es porque me quiere de verdad, a veces es por pura conveniencia.
Pero si pongo en una balanza los momentos de este año, estoy segura de que ganan los buenos, ya sean con persona que se han ido o con personas que siguen conmigo; pero todos esos momentos me hicieron permanecer con una sonrisa en la cara durante horas, momentos que ahora recuerdo y que quiero que en este 2013 se vuelvan a repetir.
Y si soy sincera, al pensar en este año, me acuerdo de un número, el número 21. Para ser exacta, el 21 de enero de 2012, el día en que empezaste a formar parte de mi vida y a ser el que dirigía mis estados de ánimo, cual marioneta que es guiada por un hilo y que cuando lo pierde nunca vuelve a ser la misma. Y entonces comprendo que por mucho tiempo que pase, los recuerdos siempre quedarán, tu cama siempre tendrá algún pelo o algún aroma mío, tus sábanas seguirán con la mancha que yo provoqué y la ropa que te compré seguirá siendo tu abrigo. Así que no te esfuerces en seguir diciendo que no te importo nada, porque al mismo tiempo en el que dices esas palabras demuestras lo contrario, ya que si una persona no te importa nada, no gastarías parte de tu tiempo en hablar de ella.
Por último, solo pido una cosa: que este 2013 te lleve a donde te mereces, porque has demostrado no valer nada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario